Lo primero que me gustaría decir de este lugar, es que no es fácil de encontrar. Una vez metidos en el bullicio de las calles del casco antiguo de Nápoles podeis llegar al barrio de la salud desde la linea 1 de metro y bajaros en Materdei. Una vez allí casi seguro que tendreis que preguntar a alguien como llegar porque se encuentra escondido entre las viejas típicas calles de la antigua Nápoles.
El día que estuve era un día de lluvia y sin turistas, pude disfrutar de las ventajas que tiene visitar un lugar tan especial como este, tan solo acompañado del "relajante" sonido de la tormenta, del agua entrando por las "ventanas" que la gruta dispone y del solemne y espeso silencio lleno del eco de los miles de cadaveres que parecen pedir no solo respeto sino querer tambien contar al visitante algo de su historia en vida, seguramente una vida difícil (al menos al final) ya que este lugar fue principalmente empleado como fosa y refugio durante catastrofes; erupciones del Vesubio, epidemias de cólera, tambien para llevar a morir a enfermos de peste...y eso se puede sentir "atravesandote" en el aire, un aire que cuesta respirar de lo denso y "material" que és.
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Los napolitanos tienen una relación muy especial con este lugar, ha estado cerrado cincuenta años debido a que se establecian unos vínculos bastante peculiares entre vivos y difuntos. Algunas personas de la zona le tomaban cariño a alguna calavera y la cuidaban o rezaban junto a ella pidiendoles cosas. Suena un poco "bizarro" pero se habla de que este lugar despues de ser una cantera de los antiguos griegos y romanos era en épocas remotas tambien un lugar de culto donde se adoraba a dioses paganos y se realizaban ritos ancestrales relacionados con la muerte y el inframundo. El lugar sin duda está lleno de una energía particular que se puede sentir y es ademas una visita obligada en nuestro viaje si pasamos por Nápoles.
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